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lunes, 17 de agosto de 2009



Ikizukuri…




‘’…En la cocina japonesa, ikizukuri (en japonés "Preparado vivo") es la preparación de sashimi de un animal vivo.

El Ikizukuri por lo general comienza con la selección por parte del cliente, en un acuario en el restaurante, los animales (camarón, pulpo, langosta, una variedad de peces) que desea comer.

El chef, casi siempre un chef sashimi con años de experiencia y aprendizaje, saca la pieza del acuario y lo filetea y destripa, pero sin matar al animal, que se sirve en un plato, en rodajas, con el corazón todavía palpitando.

El Ikizukuri de pescado se compone de delgadas rodajas a veces se añade trozos de limón, una decoración de jengibre, o nori (alga marina). Calamares y pulpos pequeños son por lo general envueltos alrededor de un palillo y se comen enteros.

Ikizukuri es un polémico método de preparación de alimentos, tanto en Japón como en otros países. En Japón, muchas personas consideran de inhumanidad y comportamiento salvaje este sistema de comida ikizukuri.
Sin embargo, los aficionados defienden ésta técnica de cocina al afirmar que el sabor y la calidad - sin duda de la máxima frescura - justifica el controvertido procedimiento…’’

...Wikipedia...

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Cuando leo esto en Wikipedia… trato de pensar mi reacción ante ese chef sashimi… presentándome un pez produciendo contracciones musculares y partido en trocitos… por haber sido troceado en vivo…
Me ha producido un sentimiento de repulsa… creo que sería incapaz de tomar algo así…

Primero… porque un pez muy fresco suele no saberme a nada… carece de sabor a pescado… por mucho que lo alaben algunos… Creo que necesita un tiempo de ‘’reposo’’… para que asiente la carne.. y sin dejar de estar fresco… nos proporcione gusto al comerlo…

Pero es lo de menos… El ver que ‘’se mueve’’ es algo superior a mis fuerzas… y se positivamente que me produce repulsa…




El marisco. para mí... era una de esas delicias que puedes encontrar en esta vida… Hasta que me ‘’enfrenté’’ por primera vez a la tarea de cocer un centollo vivo… Resultó un ‘’duelo’’ de titanes… y me produjo un sentimiento de ‘’asesina culpable’’…

Fue una experiencia curiosa… tuve que hacer todo un máster para saber cómo llegar a sacar a aquel animal de la bolsa de plástico… en la que se movía y producía aquel murmullo casi callado… pero que te anunciaba eso de ‘’aquí estoy yo’’… Tardé tanto… que el agua de la enorme cazuela en la que pensaba ‘’ejecutarle’’… comenzó a hervir a borbotones…

Me armé de un valor inexistente… y como si alguien estuviese mirándome para darme una nota de aprobado… realicé la puñetera ‘’maniobra’’ en segundos… (resultado de todo lo que lo había pensado… meditado… y calculado… como cogerlo para que no enganchase ninguna parte de mi brazo… y ‘’defendiéndome’’ cuan Agustina de Aragón… con una cuchara larga de palo en la otra mano)…

Una no es tonta… y sabe… que si se echa bruscamente sobre el agua hirviendo… esta puede salpicarte y comenzamos con la fase quemadura en cualquier sitio y de segundo grado… Por tanto… tuve la precaución de introducirlo lentamente en el agua salada y a más de cien grados… con la peregrina idea de empujarlo con la cuchara de madera para rematar ‘’su inmersión’’…

El desconocimiento de las cosas hace que cometamos errores severos… Y eso me pasó a mí… Lo que no supe prever… fue que aquel ‘’titán’’… comenzó a defenderse y dar meneos fuertes cada vez que intentaba sumergirlo… aseguraría que las patas llegaron a ponerse en sentido contrario a como las tenía en un principio… y pensé que se iba a aferrar a mi brazo como un poseso… o que se iba a salir de la cazuela dando un salto en el momento que lo echase a ella…

En medio de esta exaltación y primer desconcierto… me vino una ráfaga de lucidez… Eso era… Necesitaba una tapa salvadora… Deseché la cuchara… que resultó ineficaz a todas luces… y enarbolé la tapa cuan escudo de caballero cruzado…

Si primero fue una maniobra casi cómica… aquí empezó un drama en toda la regla… No sé como contar la sensación tan terrible que sentí… Yo tapaba la cazuela certeramente con las dos manos… pero el ‘’enorme centollo’’ me la levantaba defendiéndose… Desconozco el tiempo empleado en la ‘’batalla’’… pero se me hizo una eternidad hasta que el agua se calmó… No me atrevía ni a destapar por si era una treta del ‘’enemigo’’ para escapar…

Ojo y mano tengo para calcular los tiempos de cocción y de sal… y puedo asegurar que salió en su punto justo después de unos 25 minutos… Jugoso y sabroso… Pero…

Estoy convencida de que el CENTOLLO me ganó aquella batalla… nunca más he vuelto a saborear el marisco con el gusto que lo hacía antes… y los plazos de degustarlo se han alargado en el tiempo de forma muy prolongada…




Ya que… para remate de esta ‘’gloria’’… tuve la ocasión de disfrutar de otro evento… próximo en fecha a este… que acabó de disuadirme de que el marisco es exquisito…

La culpa la tuvo un cámara de Tv… Se encontraba Pedro Subijana en un programa televisivo… en el que mostraba sus habilidades culinarias y su destreza para cortar una langosta viva por la mitad… con la peregrina idea de elaborarla a la plancha… y el ‘’sanguinario operario de la cámara’’ se empeñó en enseñar en un largo primer plano… los movimientos de aquel animal moviendo las patas a pesar de estar cortado en dos mitades… y de mostrar encarnizadamente las contracciones de la carne de la langosta ya diseccionada…


Por tanto… como los traumas dejan señales indelebles en el alma… haciendo que suframos reacciones negativas hacia las cosas que nos los estimulan… se… positivamente… que me resultaría imposible comer un ikizukuri de esos… No porque no sea posiblemente delicioso… sino por este trauma emocional que padezco… que no me ocurre cuando se me presenta así…





...Confieso que visto en esta forma... no me parece ni animal... y estoy dispuesta a sacrificarme y comerlo...



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